viernes, 29 de abril de 2011

Feliz Día MAMÁS




El domingo celebraré mi primer día de la madre, ¡qué emoción!

Esto que escribo os lo dedico a todas las mamás, simplemente por eso, porque sois madres:






Una mamá, antes que nada, es una mujer que durante nueve meses alberga en su interior dos corazones.
Un mamá es aquella mujer que durante toda su vida observará su otro corazón vivir y crecer en el cuerpo de su hijo.
Una mamá no nace madre, se convierte.
Una mamá llora riendo y canta sufriendo.
Una mamá cura los rasguños y las heridas con su caricia mágica.
Una mamá es un lugar cálido donde encontrar siempre un abrazo.
Una mamá es ese buen olor que hace que vuelvas a ser un niño.
Una mamá es esa persona que te deja ir a pesar de que su mayor deseo es tenerte con ella.  
Una mamá es una canción en la noche.
Una mamá es una canción de cuna especial.
Una mamá es una mirada que no necesita palabras.
Una mamá es aquella que sabe, siempre, qué es lo mejor para su hijo.  
Una mamá es aquella mano que te sostenía mientras aprendías a caminar.
Una mamá es el bum bum del corazón que escuchas cuando apoyas tu cabeza sobre su pecho.  
Una mamá es el sitio al que volver cuando no sabes a dónde ir.
Una mamá es un tigre con el cuerpo de una tierna ardilla.
Una mamá es una palabra, la primero que has dicho.
Una mamá es una sonrisa, la primera que has visto.
Una mamá es una voz, la primera que has oído.
Una mamá es un sabor, el primero que has probado.
Una mamá es una cuna, la primera que has tenido.
Una mamá es aquella que sufriendo te hizo nacer.
Y te ha hablado en mitad de la noche.
Cuando todo el mundo dormía.
Cuando nadie, excepto tú, oías sus palabras.
Y, teniéndote entre sus brazos, te envolvía en un amor que tiene una fuerza increíble.
Una mamá es un sol que brilla y una estrella que centellea.
Es un fuego encendido y el calor que te envuelve.
Es una alegría infinita y un pensamiento sin voz.
Es una cosa tan grande que, quizás, las palabras no son suficientes.

martes, 29 de marzo de 2011

Embarazo de portada

Pues sí, porque yo también lo valgo... ;-)



Mi barriga de 8 meses!
O_o




martes, 15 de marzo de 2011

¿Miedo? No… ¡Pánico!

Después de pasar tres semanas de reposo, en las cuales no he hecho otra cosa que, y en este orden, estar tumbada en la cama, estar tumbada en el sofá, sufrir de taquicardia (por culpa de las pastillas anticontracciones), tener contracciones, comer, leer libros y revistas sobre el embarazo y ver en la televisión series para adolescentes... el pánico se había apoderado de mí.

Sugerencia para las futuras madres primerizas: ¡No leáis libros ni revistas para embarazadas! ¿Por qué? Porque están especializadas en dar consejos que ponen los pelos de punta. Por ejemplo:

* Cocinad un mes antes de dar a luz y metedlo en el congelador.
¿Por qué? ¿Tener un hijo es comparable a una catástrofe natural y el postparto a una posguerra?
* Intentad descansar lo más posible las semanas previas al parto, es importante acumular horas de sueño y prepararse para los días que se avecinan.
Sí, ok. ¿Y alguien me explica cómo se acumulan horas de sueño? ¿Las meto también en el congelador y cuando el pequeño duende no me haya dejado dormir las descongelo en el microondas?
* Preparad lo antes posible la habitación del bebé con todo lo esencial para el cambio y la hora de dormir.
Ya, ¿y si no tienes una habitación para el bebé?
* Buscad a alguien que os ayude en los quehaceres cotidianos en casa y se quede con el bebé alguna hora durante el día, para que os repongáis más fácilmente del parto y podáis dormir.
Quien sabe si el reclutamiento forzoso de familiares y amigos serviría de algo. No obstante, la generosa ayuda que os ofrecen después de dar a luz normalmente se traduce en “No te preocupes, estoy yo con el niño”.
No, queridos familiares y amigos. Yo no quería que nadie me despojara de mi hijo. A casi todos se nos da bien el hacer carantoñas a un recién nacido, que generalmente sufre de narcolepsia. ¿Por qué no, en lugar de secuestrarme a mi hijo, me lavas los platos, o me planchas esas camisas, o me haces la compra, o me preparas algo para cenar?
...
...
¿Hay alguien ahí?

jueves, 3 de marzo de 2011

Cuando la vida te da limones… algunas piden sal y tequila, otras limonada

He llamado a dos amigas con la idea de darles la noticia. Las he invitado a nuestro bar habitual para tomar algo juntas y únicamente les he dicho que tenía que darles una noticia bomba.
Premisa: las amigas a las cuales he invitado no son, por decirlo de alguna manera, demasiado proclives a la maternidad. Me explico mejor: Lou Lu es abogada y una party woman por excelencia. Su personaje favorito del belén, Herodes. B. es una Disco Diva, amiga de los pubs, adicta a las series americanas y sin el gen del instinto maternal en su ADN.


Cuando he llegado me han asaltado como dos leonas hambrientas:
    “¿Te casas?”, ha dicho una.
    “No”.
    “Entonces, ¿lo dejas?”, ha dicho la otra.
    “No, no…”
“Venga, dínoslo”, ha dicho B. impaciente
    “Sí, venga, que yo tengo una cita dentro de una hora”, ha dicho Lou mirando su nuevo reloj de Gucci.
   “Bueno, pues, ehem, me voy a Noruega, a trabajar con un grupo ecologista sobre las costumbres del salmón y del cangrejo real”
   “Eres una auténtica idiota”.
   “Vale, está bien. Estoy embarazada”.
   “Sí, claro. De quintillizos, ¿verdad?”
   “Va en serio. Estoy embarazada de verdad”.
   “…”
Silencio absoluto. Tensión en el aire. Las dos me miraban como si les hubiera acabado de confesar que me hacía monja de clausura. Después, en vista de que yo continuaba sonrriendo, han adoptado una actitud más optimista.
   “¡Yuhu! ¡Qué bien! ¿No? Porqué tú estás contenta, ¿no?” exclamaba B. siendo la primera en atreverse a romper el silencio.
   “Un hijo, y ahora ¿qué harás?”, preguntaba Lou pensando en mi futuro.
   “Y el futuro padre, ¿cómo se lo ha tomado?” se interesaba B.
   “Se acabó la fiesta, guapa” volvía a interpelar Lou.
   “Gracias, gracias, desde luego sois únicas en eso de dar ánimos” he exclamado.
   “Oye, pero nos lo dejarás alguna vez ¿no? Me han dicho que pasear con un cochecito está de moda y ayuda a ligar” ha dicho Lou.
   “Yo además me sé todas las canciones de los dibujos animados de los ochenta” ha expuesto B., iniciando a tararear la canción de Heidi.
Mientras ellas hablaban, cantaban y proyectaban su futuro como “tías adoptivas”, yo pensaba que si alguna vez les dejaba a mi hijo o hija seguramente tendría que irlo a buscar al bar de moda, con el biberón lleno de Mojito o de un cosmopolitan bien cargado.
   “¿Brindamos por la noticia?” ha dicho Lou, “Camarero, por favor, sí, aquí, nos pone un mojito, un cosmopolitan y un zumo de naranja recién exprimida para la embarazada. Ah, sí, se me olvidaba… y unas patatas fritas y unas aceitunas que ahora tiene que comer por dos”.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Yo, ¿mamá?

Antes de entrar en pánico, pensaba que quizás fuese mejor documentarme sobre aquello que se me venía encima. Por lo tanto, he hecho lo que cualquier persona inteligente haría: he buscado en Google.
Una de las primeras cosas que he encontrado ha sido un test: Descubre en 3 minutos si estás preparada para ser madre. Mi resultado final fue el siguiente: no estás preparada. ¿Pero qué tipo de resultado es éste? Eso ya lo sabía yo sin necesidad de hacer un test.
Veamos el siguiente link. Ah, un vídeo de un parto. Los directores de cine gore estarían orgullosos de la cantidad de papás que entran en la sala de parto con sus videocámaras para filmar a sus mujeres, las cuales, como bien han dejado establecido las Sagradas Escrituras, dan a luz con muuucho dolor.
Y más sitios, y más albums de familias felices, y más blogs y foros, de los que sólo al leer los títulos me venían escalofríos.
Al final he descubierto cuál era mi problema: el mito de la madre. En el imaginario colectivo, la madre es, en la mejor de las hipótesis, una serena treintañera con un suéter de cashmere y pantalones, collar de perlas al cuello y media melena. Ir a la compra es su actividad principal y la hará varias veces por semana sin olvidarse nada, por supuesto. Según la publicidad y las series de televisión elige siempre los alimentos más frescos para su familia y hace meriendas de lo más chic para sus hijos y sus amigos.
La madre cocina para toda su familia y, a menudo, sobre todo los domingos y las fiestas de guardar, lo hace para sus suegros y demás parentela. Pero no les prepara una comida precocinada, ¡no! ¡Les prepara una paella!
La madre, aquellas pocas veces que sale, va a cenar con otras parejas de padres o —si quiere vivir una noche loca— al cine. No obstante, después de medianoche no las encuentras en ningún sitio.
El Texto Sagrado de la Súper Madres dice que es bueno y justo sacrificar: la vida social, la depilación, la ropa sexy (lencería incluida), los viajes en pareja, las cenas románticas, las noches después de las cenas románticas, el lado infantil y divertido… y muchos sueños y aspiraciones. Siguiendo estas reglas de vida se consigue llegar al paraíso de las Súper Madres, donde se puede dormir de ocho a nueve horas seguidas sin ser absolutamente molestadas y con Supernannys disponibles veinticuatro horas, los siete días a la semana.
Parecía que la idea era que, una vez convertida en madre, la persona que era antes se tuviera que disolver en silencio en una rutina absolutamente despersonalizada, tranquila y resignada.
Por ello, la primera regla que me he dado a mí misma ha sido: serás la misma persona que eras antes de ser madre, con los mismos sueños y aspiraciones; planificarás los viajes para tres en lugar de para dos; en los cajones convivirán pacíficamente los tangas y los pañales.
No pretendía ser una de esas “no madres”, que pretenden vivir como si fueran unas eternas adolescentes aún teniendo a cinco niños correteando por la casa. Pero tampoco lasúpermadreperfecta, ese OGM que vemos en muchas series norteamericanas.
Os tengo que confesar que darme esta regla antes de que el bebé naciera me ha tranquilizado bastante.