jueves, 3 de marzo de 2011

Cuando la vida te da limones… algunas piden sal y tequila, otras limonada

He llamado a dos amigas con la idea de darles la noticia. Las he invitado a nuestro bar habitual para tomar algo juntas y únicamente les he dicho que tenía que darles una noticia bomba.
Premisa: las amigas a las cuales he invitado no son, por decirlo de alguna manera, demasiado proclives a la maternidad. Me explico mejor: Lou Lu es abogada y una party woman por excelencia. Su personaje favorito del belén, Herodes. B. es una Disco Diva, amiga de los pubs, adicta a las series americanas y sin el gen del instinto maternal en su ADN.


Cuando he llegado me han asaltado como dos leonas hambrientas:
    “¿Te casas?”, ha dicho una.
    “No”.
    “Entonces, ¿lo dejas?”, ha dicho la otra.
    “No, no…”
“Venga, dínoslo”, ha dicho B. impaciente
    “Sí, venga, que yo tengo una cita dentro de una hora”, ha dicho Lou mirando su nuevo reloj de Gucci.
   “Bueno, pues, ehem, me voy a Noruega, a trabajar con un grupo ecologista sobre las costumbres del salmón y del cangrejo real”
   “Eres una auténtica idiota”.
   “Vale, está bien. Estoy embarazada”.
   “Sí, claro. De quintillizos, ¿verdad?”
   “Va en serio. Estoy embarazada de verdad”.
   “…”
Silencio absoluto. Tensión en el aire. Las dos me miraban como si les hubiera acabado de confesar que me hacía monja de clausura. Después, en vista de que yo continuaba sonrriendo, han adoptado una actitud más optimista.
   “¡Yuhu! ¡Qué bien! ¿No? Porqué tú estás contenta, ¿no?” exclamaba B. siendo la primera en atreverse a romper el silencio.
   “Un hijo, y ahora ¿qué harás?”, preguntaba Lou pensando en mi futuro.
   “Y el futuro padre, ¿cómo se lo ha tomado?” se interesaba B.
   “Se acabó la fiesta, guapa” volvía a interpelar Lou.
   “Gracias, gracias, desde luego sois únicas en eso de dar ánimos” he exclamado.
   “Oye, pero nos lo dejarás alguna vez ¿no? Me han dicho que pasear con un cochecito está de moda y ayuda a ligar” ha dicho Lou.
   “Yo además me sé todas las canciones de los dibujos animados de los ochenta” ha expuesto B., iniciando a tararear la canción de Heidi.
Mientras ellas hablaban, cantaban y proyectaban su futuro como “tías adoptivas”, yo pensaba que si alguna vez les dejaba a mi hijo o hija seguramente tendría que irlo a buscar al bar de moda, con el biberón lleno de Mojito o de un cosmopolitan bien cargado.
   “¿Brindamos por la noticia?” ha dicho Lou, “Camarero, por favor, sí, aquí, nos pone un mojito, un cosmopolitan y un zumo de naranja recién exprimida para la embarazada. Ah, sí, se me olvidaba… y unas patatas fritas y unas aceitunas que ahora tiene que comer por dos”.

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